lunes, 6 de julio de 2015

Reverencia

Estoy sentado en seiza en medio del Dojo vacío.
Estoy empapado del sudor pero no estoy cansado ni acalorado, estoy simplemente en este momento.
Viendo de frente me veo en el espejo que cubre toda la pared,
cierro los ojos, y en el mar oscuro aspiro y exhalo,
hasta darme cuenta de los sonidos que cualquier otro lugar vacío podría tener.

Las manos sobre mis muslos en posición marcial, relajo y alcanzo mis rodillas.
Conciente del doblez de las rodillas,
paso a sentir las puntas de los dedos que tocan las fibras de mi pantalón.
Siento los 10 dedos de mi mano y dejo de preocuparme de si estoy respirando o no.

Abro los ojos y frente a mí está una persona en seiza un tanto borrosa.
Sin lentes ni pensarlo es natural y lo veo como veo el mar.
Soy yo.

No.

Desenfoco mi vista y sin quitar los ojos de la persona que me mira,
me vuelvo consciente del Dojo real,
la mitad de lo que veo,
es solo el mundo en el espejo.

Soy parte del mundo real.
Formo parte del escenario,
de la fotografía de un estudiante sentado en seiza en medio de un Dojo desolado.

En este momento existo, y existo como parte del escenario y del mundo.
Soy y somos. De hecho solo somos.
Siempre hemos solamente sido, al mismo tiempo, todos.

Que no hay Dojo sin suelo, ni lugar, ni alumnos.

Soy conciente, y con la honestidad que me permite el estado de conciencia,
hago una reverencia al Dojo que me permite este momento.
El espíritu del Dojo, su historia y todo lo que ha sucedido para que se encuentre en el estado que me permite este momento.
Desde la fundación de la ciudad, hasta las vidas y muertes que han forjado las mentes que han permitido su construcción.
Los árboles que ahora dan vida al suelo de madera sobre el que estoy.

Somos.

Sentado todavía, viro un poco mi cuerpo hacia la casa donde mi sensei todavía se está despidiendo de su familia para volver a su hogar.
Hago una reverencia al sensei que me permite este momento.
A su vida y pensamientos que me han provocado respetar con o sin querer los últimos años y todo lo que he aprendido.
Forma parte de la historia hasta este momento.

Se escucha el silencio.

Viro quince grados y hago una reverencia al fondo, al horizonte.
a mi amiga que me trajo a este lugar, que me permite este momento.
A la vida, personalidad y decisión de hablarme en algún momento,
y en algún momento, invitarme a ser parte de este lugar.

Yo solo siento   este momento.

Me acomodo otra vez viendo al frente.
Este momento se acabará en cuanto me pare,
en cuanto deje de ser conciente de lo que es ahora
y pase a saber que simplemente hoy es Jueves.

Pero así es cada momento,
solo se existe y se disfruta en el momento.
Como en este momento frente a una computadora que aunque disfruto de una memoria,
lo disfruto porque estoy recordando, escribiendo,

tan solo en este momento.